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Es el alquiler un salvavidas del sector inmobiliario o se trata de hacer de la necesidad virtud

Ha irrumpido con fuerza y desde el punto de vista de los oferentes el mundo del alquiler. España siempre ha sido territorio de la propiedad. Hemos sido una cultura donde ser y tener se confunden, por, lo menos hasta ahora.

Sociedades que han sido fundamentalmente agrícolas hasta mediados del pasado siglo, basaban en el control y propiedad de la tierra, la base de su futuro económico. De hecho, durante decenios, ser propietario de la vivienda era un anhelo común a muchas generaciones pasadas.

En base estimulado el proceso por la galopante inflación que, históricamente, ha sido norma en nuestra economía. Así pues, en esa situación, la única forma de defender el “tesoro” familiar era la compra temprana de una vivienda, que mantenía a lo largo del tiempo el valor de los dineros invertidos en la compra del activo.

Sea por el valor dado a la tierra en economías fundamentalmente agrícola, sea por defensa ante la depreciación de la moneda, el hecho cierto es que generaciones de españoles compraban viviendas, en cuanto les era posible, aunque implicase pasar estrecheces durante años.

El alquiler quedaba reducido a ciertos grupos sociales que, o bien no podían hacer otra cosa, o bien preferían invertir en otros activos y vivir de alquiler.

De hecho, los alquileres estaban en manos de particulares que eran la mayoría de los arrendadores, existiendo muy pocas empresas que hiciesen del alquiler su core bussiness.

Gran verdad es que estas cosas, están cambiando.

Las nuevas generaciones lo perciben de diferente manera. De un lado el panorama laboral de los que se incorporan por primera vez al mercado de trabajo, no es para tirar cohetes. Por las posibilidades que se ofrecen, los perfiles de los puestos y los salarios que se ofrecen.

Si no puedes comprar y tienes que vivir, el alquiler empieza a ser una opción deseada, probablemente no la ideal, pero si la posible.

Es cierto que existe demanda en nuestro país, para alquilar una vivienda habitual, ya que no es posible hacer otra cosa para importantes cohortes demográficas de nuestra sociedad.

Lo primero que aflora es una demanda nueva de alquiler en años pasados, que se encuentra con una oferta raquítica, mala y cara.

Por ahí aparece una demanda de vivienda en alquiler que no encuentra lo que busca ni en precio ni en ergonomía.

Y por el lado de las empresas del sector aparece la voluntad de dotar al mercado lo que demanda. De esta manera nuestras ciudades se están llenando de demandas de suelos sobre los que construir para alquilar.

Lo cual que es un negocio que puede dejar rentabilidades atractivas, en un país en el que, por razones, especialmente demográficas, la demanda en compra va a bajar. Ya no solo es que, con los sueldos actuales, la imposibilidad de ahorrar, disminuya drásticamente los demandantes, es que, si examinamos los gráficos de nacidos, por crecimiento demográfico, nos van a faltar demandantes, de hecho, en amplias zonas de España, nos faltan ya…

La clave está en que importantes grupos humanos van a demandar viviendas en alquiler. Especialmente en lo que podríamos denominar clase media proletarizada, y esto es una realidad social que no está atendida.

Yo no veo alquileres de vivienda a 25€/m2/mes, creo que ese mercado no existe, el que puede pagar ese alquiler, transforma esos dineros en cuota hipotecaria y se lanza a comprar lo que pueda pagar. Mas bien considero que son otros grupos humanos los que buscan ese alquiler, que, de una manera general y no limitativa, podríamos decir que como máximo, ha de moverse en la banda de los 1.000€/mes, como mucho. Ahí sí que creo que hay masa crítica para que el mercado lo absorba, hay necesidad y volumen.

La segunda vuelta de tuerca, para estos grupos humanos menos favorecidos, serían las ayudas al alquiler en función de las rentas. Tema del que se ha hablado muchas veces, que se apunta en alguna legislación autonómica al uso, pero que apenas se ha materializado en nada plausible y es el camino a seguir. Dotar a las economías más débiles de una ayuda directa para conseguir disfrutar en alquiler de una vivienda digna y adecuada.

Esto sería bueno socialmente, daría sentido a un mandato constitucional y daría seguridad a empresas que fabriquen viviendas para alquiler, con lo que esto representa en términos de creación de empleo, impuestos, etc.

En el otro fiel de la balanza está el que negocios que dependan en exceso del BOE y este lo controlen los políticos, aves de paso donde las haya. No es nada bueno para el que ha de invertir dinero y esfuerzo en dotarse de un patrimonio que pueda alquilar y para el que el BOE, más que una oportunidad, pueda ser un riesgo. Ahí está lo que está pasando con el tratamiento de la ocupación. La amenaza que se cierne sobre los arrendadores si se topan los alquileres, en definitiva, la inseguridad que se cierne sobre muchos cuando al frente de la cosa pública están aficionados de distinto pelaje y origen.

Esto es una amenaza en el tiempo, no siendo menos cierto que la demanda existe y que la posibilidad de establecer un negocio rentable, también.

Pero, desde mi óptica dirigido fundamentalmente a economías familiares de menor potencia.

No veo el BTR sobre suelos de 3.000€/m2/edificabilidad.

Proel

22/02/2021

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